David Coley completó el 21 de agosto un objetivo que llevaba persiguiendo desde febrero, con la travesía del Boulder Ruckle de Dorset, en la costa sur de Inglaterra. Según cuenta UKClimbing.com, la vía de 1.278 metros se llama Wonderland (País de las Maravillas) y consta de una travesía horizontal de 67 largos. En cuanto a la dificultad, se sitúa en el E1, con un grado técnico que va del 4a hasta el 5c (de 4a hasta 6b+ en grado francés). Es, pues, el big wall más largo del Reino Unido, aunque de recorrido horizontal en lugar de vertical.
De hecho, no se trata de una idea nueva en la zona, donde en 1969 se abrió la Girdle Traverse (1.070 m, E1), que consta de una sola repetición de 1978. «La idea era simple», cuenta David Coley en declaraciones a UKClimbing, «los acantilados en el sur de Inglaterra son cortos, muy cortos, así que vamos a escalarlos de lado».
Doce secciones independientes
Los 67 largos de Wonderland están distribuidos en 12 secciones naturales diferenciadas. Cada una de ellas empieza en una vía preexistente y bien conocida, y finaliza en un punto desde el que es razonablemente sencillo salir por arriba. De este modo, los posibles interesados en repetir la aventura pueden hacerlo por tramos independientes.
Según explica el propio David Coley, lo más difícil de todo el proyecto fue la navegación a través de la roca para encontrar la mejor línea, debido a la imposibilidad de ver correctamente el acantilado desde el suelo. En lugar de emplear numerosos rápeles, decidió tirar de la antigua estrategia basada en la intuición, lo que en algunos tramos se convirtió en una tarea peligrosa.
Para David Coley, Wonderland es un «big wall muy británico: por encima del mar, nunca a más de dos millas de un tea shop, a un tiro de piedra de uno de los mejores pubs del mundo, sin que sea necesario petatera ni llevar una hamaca (hay varios buenos lugares para vivaquear en la vía)…».
En cuanto a compañero de cordada, David Coley se ha asociado con muchos y variopintos escaladores a lo largo de los más de seis meses que ha durado este proyecto. «Algunos estaban en un acantilado marino por primera vez y escalaban muy cerca de su límite; el más joven tenía 12 años y el mayor cerca de 70», desvela. A todos ellos quiere dedicar Wonderland.