Reinhold Messner: “Hoy, ser salvaje tiene más de fachada que otra cosa”

Reinhold Messner, el primer vencedor de los 14 ochomiles, ha demostrado en innumerables expediciones en qué consiste vivir al límite y sobrevivir. A sus 70 años, echa la mirada atrás y repasa una existencia marcada, ya desde muy pronto, por las aventuras extremas y los encuentros cercanos con la muerte. Lo cuenta en ‘Vida de un superviviente’.

Un trabajo de introspección en el que Reinhold Messner reflexiona sobre conceptos como el coraje, la pasión y la responsabilidad, el orgullo y la vergüenza. 70 años de vida desglosados en 70 capítulos con títulos sugerentes, este es el planteamiento de ‘Reinhold Messner. Vida de un superviviente’ la segunda autobiografía del autor tras ‘Mi vida al límite’, que escribió cuando era joven.

En ‘Vida de un superviviente’ Messner retrata los peligros que conlleva la arrogancia y habla del compañerismo, pero también de la infinita soledad que se vive en la montaña. El texto también desvela cómo el alpinista más grande de nuestra era se convierte en político combativo, padre de familia, granjero emprendedor y fundador de sus museos de la montaña.

Messner comparte sin maquillajes la esencia de sus experiencias vitales

Asimismo, descubrimos sus vivencias en pequeñas y remotas comunidades de Nepal y Nueva Guinea, cuyos individuos dejaron en él una impronta imborrable. Messner comparte sin maquillajes la esencia de sus experiencias vitales, se sincera y nos habla de sus temores, del envejecimiento y de volver a empezar para, finalmente, reflexionar sobre la sabiduría de saber soltar amarras.

“Hoy, ser salvaje tiene más de fachada y de darse aires que otra cosa”, afirma en uno de los pasajes del libro, donde arremete contra la transformación del alpinismo desde sus días de joven escalador hasta hoy. “Nunca he sido un salvaje, en todo caso un inconformista, un buscador de sentidos, de ideales, de la estética. Un hombre curioso. Y sigo acudiendo a la naturaleza para huir de un mundo domesticado y para seguir buscando la verdadera esencia del hombre”.

“Deseo a todos los que se aventuren en la naturaleza que puedan vivir ese espacio de experiencias»

A sus 70 años, acepta que es una persona “que ya está en su camino de vuelta”. Y añade: “Deseo a todos los que se aventuren en la naturaleza que puedan vivir ese espacio de experiencias en el que se encuentran todas las respuestas sobre nuestra vida y sobre la naturaleza del hombre. Al menos mientras las montañas existan como lugares de peligro”.

Algunos pasajes del libro:

Injusticia

“En mi perfil psicológico, mi madre había escrito «alérgico a la injusticia». Lo leí mientras me dirigía al coche para regresar a Juval, mi nuevo lugar de residencia. Acertado, pensé, pues yo nunca quise ser objeto de las decisiones de otros”.

Consuelo

“Saber qué significa la muerte siempre me estimuló a aprovechar mi tiempo al máximo. […] No quería negar la realidad de la muerte, pero sobre todo no quería asociarla con el consuelo de que había una especie de más allá para compensar todas las «penas terrenales».

Miedo

“Yo solo no me habría metido a escalar una pared tan grande, pero entre mi hermano y yo compartíamos el miedo, y la suma de nuestros corajes nos permitió subir de manera prudente”.

Peligro

“Tras los peligros vividos, lo que había sido una carga se convirtió en humildad. Lo admirable no era el hecho de haber estado allá arriba, sino haber superado el peligro sanos y salvos. Como si el peligro fuera el maestro más importante en la vida de un hombre”.

Ambición

“Hasta la fecha, nadie me ha aclarado en qué se diferencia la ambición buena de la mala. A fin de cuentas, siempre ha dependido únicamente de mí el decidir con qué estaba dispuesto a atreverme. Pero como siempre supe de modo intuitivo que en mis aventuras no estaba protegido, mi miedo siempre se preocupó de antemano de que no me exigiera a mí mismo más de la cuenta”.